Asomado a la Palabra (Libro introductorio)
En la trama del papel
bajo el microscopio
observé un planeta
un punto negro
en el universo táctil de la especie
(i)
A la muerte se le puede hacer bullying
y decir sin temor lo fea que es
tal vez con la convicción
de que vamos a despertar de la pesadilla
un día cuando se cubran
de nuevos átomos nuestros huesos
y la muerte devuelva a los cautivos
de su grotesca melodía
Otra manera sería no decir nada
aunque nos abrume su obscena presencia
y bailar con ella a pesar de que en el vacío de su pecho
abunde un sin fin de palabras mortuorias
A la muerte hay que llevarla
de un lado a otro sin miedo
que no se quede quieta en ningún momento
Girar con ella hasta que pierda
el sentido de orientación
y se olvide de nosotros
Si tú quieres le puedes hacer un desprecio
con la esperanza que padezca de alzhéimer
y devuelva a los justos
A la muerte hay que dejarla un verano en la playa
sin quitasol para derretir su tímpano de hielo.
A la muerte hay que sacarla a bailar
moverla hasta que pierda la compostura
colorear con un ritmo intensamente rojo sus mejillas
tocando tangos de Piazzola
y provocar así otro cisma
pero esta vez dentro del corazón para cambiarlo
de una vez por toda y despertar al muerto
que todos llevamos dentro
(xvii)
Desde el vaho de la iniquidad
una nueva ideología volvía a dividir
a la especie
(xix)
Un exultante cacareo se escuchó al amanecer
Las gallinas habían roto el cascarón del silencio
habían creado pequeños planetas casi de la nada
formas perfectas para aturdir el hambre de las multitudes.
En el reverso sobre las planicies polvorientas del holocausto
en la atroz oscuridad yacen otras aves en despojo y máscara
Picos humeantes en la diáspora
sexos emplumados para la batalla final
Gallinas Robot expulsadas del jardín de los afectos
ideologizando con su morbidez esperpéntica
la carne fresca de nuevas generaciones
Gallinas Robot ávidas del rito de expulsar
bajo las barbas del rayo de medianoche la malévola ofrenda
a su dios de papel maché
Gallinas púrpuras
castellanas criollas
(xxviii)
Vi su figura semejante al sol
acercarse a la niebla.
Desenmascarar al yo desprovisto
de la corteza profunda
del oxígeno
y esperar
para restaurarnos
de la orfandad de la luz
(xxxv)
Él ata la flama al dintel de la puerta
y deja que su aroma
inunde los olfatos del aire
Él lleva la ingrávida cuerda de la salvación
en sus manos de astronauta
(xxxvi)
Él le ha dicho al amanecer no duermas
y desde aquel día rodea el mundo
con su fisonomía llena de luz y porvenir
(xxxvii)
En ese aire
que son las palabras
la rosa del viento gime
Y yo entro
y salgo de su hendidura
aquella luz fosforescente.
Ahí está el sustantivo reloj
y tantos otros
como río
lluvia
bondad
o justicia. Donde siempre hay
un algo un yo un nosotros
(xxxix)
Asomado
a la palabra
el ojo verbal del insomnio
parecía soñar otra existencia
(xl)